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GLORIA AL ARTE

Buenos días estimados hermanos/as, bendiciones en el nombre de Cristo

“Arte”. No termina de sorprenderme la evolución que ha sufrido el arte contemporáneo. En estos días, un artista italiano de renombre, tomó una banana y la pegó en la pared con cinta adhesiva. Se presenta esto como una obra de arte y, aunque le cueste creer esto, ya se vendieron dos ediciones por un valor de 150 mil dólares cada una. No; no le hago una broma, es muy en serio y, no limpie los anteojos, está leyendo muy bien, una banana pegada en una pared con cinta adhesiva…; a eso llaman “una obra de arte”

Lo que más llama la atención es el hecho que, mi comentario ha de ser violentamente censurado por los llamados, expertos en el arte. Para los tales, mi ignorancia es tan ofensiva que les pone los cabellos de punta y desearían que, siendo semejante troglodita, me arrojen con una rueda de molino colgada del cuello a la cuenca oceánica más profunda, de esa forma, librar a esta humanidad tan avanzada en arte contemporáneo de un cavernícola más que no sale de apreciar las manitos pintadas, o búfalos corriendo, en la pared de una cueva olvidada en el viejo mundo. Es que soy una persona con un cerebro muy estrecho; de un nivel de ignorancia que no pasa del intelecto de una ameba. ¿Cómo es posible que no aprecia el valor artístico de una banana pegada a una pared con una cinta de ferretería de cuarta? ¡El ángulo de la banana! ¡El color de la banana! ¡El tamaño preciso de la banana! ¡Los días de vida de la banana antes que se descomponga! Ah, y por supuesto, esa cinta decorativa tan apropiada, tal al punto. Porque si no hubiese sumado la cinta, el detalle fundamental, la obra hubiese sido todo un fracaso. Claro, la banana hubiese terminado en el suelo y devorada por la primera mascota que se atreva a dar el primer mordisco.

Que lejos están los hombres de manifestar la imagen de su Creador en materia de arte. Decía el salmista David, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, Y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, Ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, Y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol; Y éste, como esposo que sale de su tálamo, Se alegra cual gigante para correr el camino. De un extremo de los cielos es su salida, Y su curso hasta el término de ellos; Y nada hay que se esconda de su calor” Eso es arte. Es increíble que gente compare una banana pegada a una pared con las palabras poéticas inspiradas por un hombre que elevó los ojos al cielo, y apreció la pintura, la escultura, la delicadeza y finura de una obra que no podrá ser comprada con nada.

150 mil dólares por una banana colgada en una pared; a eso llamamos hoy “arte” Considérelo.

El Pastor


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