ADAPTACION
Buenos días estimados hermanos/as, bendiciones en el nombre de Cristo
Considerando los cambios extremos de mentalidad que se están dando en la sociedad contemporánea, muchos hablan y proponen una necesidad urgente de “adaptabilidad”. Con esto se quiere apelar a la capacidad de acomodarse o ajustarse a los cambios y tendencias del mundo actual. Quien no se adapta es considerado una especie en proceso de extinción; alguien que se aferra a modelos que deben ser abandonados, si es que se quiere ingresar y/o ser parte de la sociedad del futuro.
Pero ¿adaptarse a qué? ¿Cuál es la propuesta a la cual se llama a adaptarse? Lamentablemente, hasta cierto punto, estas preguntas son un tanto prohibidas, según la respuesta que se busque. Si la propuesta es contraria a nuestras convicciones, entonces se trata de una pregunta contenciosa; si, por el contrario, es una de aceptación incondicional a los cambios y, por ende, de bienvenida a cualquier manera de pensar, entonces, se responde con entusiasmo.
Lo problemático con todo esto es que las propuestas del pensamiento actual son un atentado a la libertad de pensar y, aun escoger libremente lo que a cada uno le parece apropiado. Las tendencias son obligadas, no sugeridas. Ni siquiera son propuestas al diálogo y la consideración, sino una dictadura de la consciencia. En lugar de promover mayor libertad, se acorralan las almas para venderse a la esclavitud. Jesús propuso que, “la verdad nos hará libres”, no las tendencias progresivas de la sociedad humana. Cuando se renuncia a la verdad, se corono la mentira. Y hacer un llamado a adaptarse a la mentira implica un acto inmoral contra la consciencia del hombre.
¿Debe adaptarse el cristiano? ¿a qué? Por cierto, las escrituras nos hacen un llamado a adaptarnos a una vida de obediencia, de consagración, de las cosas del cielo, etc. Hay quienes repudian esto, pero, a diferencia de sus propuestas, las primeras no son impuestas, sino sugeridas a los hombres, en cambio, las segundas, son una imposición forzada bajo amenazas de distinto tipo.
Si hay algo a lo que debemos adaptarnos es a aceptar que el hombre actual se está mal adaptando. Se acomoda a cuestiones destructivas. Solo quienes se adaptan a la voluntad de Dios experimentarán verdadera libertad y felicidad. Quedamos entonces con una de dos opciones, o nos adaptamos a las imposiciones del mundo, o las propuestas de la gracia de un Dios bueno y su reino. Uno nos hace esclavos, la otra, verdaderamente libres; usted escoge. ¿A qué se quiere adaptar en este mundo? Considérelo.
El Pastor