LA PROMISCUIDAD NO TRAE FELICIDAD
Buenos días estimados hermanos/as, bendiciones en el nombre de Cristo Jesús.
Permítame hacer una declaración: la promiscuidad sexual ha mostrado hoy su fracaso. Resulta que, desde que se proclamó inaugurada la “revolución sexual”, en la década del 70, o unos años antes quizás también con el movimiento Hippy, muchos han postulado que la promiscuidad sexual ha traída mayor felicidad y realización en las personas cuyas vidas sexuales se han liberado y son más abiertas. Tener relaciones fuera del matrimonio se dice que ha mejorado las relaciones de parejas. La abstinencia propuesta por las escrituras judeo-cristianas y, las tradiciones, son vestigios de una sociedad reprimida y esclavizada a formas de pensamiento arcaico y acomplejado.
Pues bien, sucede que, en estos días el “Instituto de Estudios Familiares” reveló los resultados de un nuevo estudio que arrojó los siguientes resultados. Mujeres que reportaron tener un compañero sexual en toda su vida, manifestaron ser más felices en sus matrimonios (64%); las menos felices fueron mujeres que han tenido de 6 a 10 compañeros sexuales en su vida (54%). Para los hombres se dieron los mismos resultados, 71%, de mayor felicidad en su vida matrimonial, para los que reportaron una compañera sexual en toda su vida; solo un 60%, lo eran habiendo tenido varias compañeras sexuales en su vida. En otras palabras, las estadísticas muestras que, quienes tuvieron una sola pareja en los vínculos del matrimonio tradicional, experimentan mayor grado de felicidad y satisfacción que aquellos que han experimentado las propuestas de la revolución sexual.
Una vez más, las estadísticas reflejan el fracaso de los experimentos sociales que, más bien hunden a las personas en una vida de búsqueda de una felicidad que acaban de perder y se va alejando del alcance de lo realizable a medida que se implementan estos valores empobrecidos por la falsamente llamada “libertad sexual”, cuando en realidad, esclaviza a la gente a una vida insatisfecha y vacía. En esto se ve la sabiduría de las Sagradas Escrituras al poner restricciones a las relaciones de parejas; se trata de algo más profundo que un “no”, a las relaciones múltiples; se trata de una protección divina de la salud mental y emocional de las criaturas. Es justamente el haber abandonado aquellos principios antiguos de virginidad, respeto, compromiso, pudor, y sacrificio mutuo, lo que sostuvo a la humanidad en sociedad. En cambio, estas tendencias han hecho al hombre arrogante, egoísta, explotador del sexo opuesto, objetivizador y, además, si esto no fuera suficiente, portador de enfermedades que arrasan con la población.
La sabiduría divina no debe ser abandonada, al contrario, debe ser rescatada de tanta indiferencia para volver a experimentar verdadera felicidad en las familias que hoy son destruidas por valores que han mostrado y siguen mostrando ser un verdadero fracaso. La promiscuidad no nos hace más felices, nos hace simplemente, “promiscuos”. Considérelo.
El Pastor